Mis planes comenzaban
a tomar forma, sabía que no me quedaría trabajando allí toda la vida, pero ya
pudiendo ganar algo de dinero, tenía mejores expectativas de mi misma y de mi
futuro, la esperanza volvió a mí, así que me tracé un plan: recoger el dinero
suficiente para rentar un departamento o al menos una habitación.
Juraría que no
sé bien lo que quiero, pero sé que moriría si me quedo en la mitad…
Salvo por Julián y el
Sr Cervantes, nadie más sabía de mi situación económica ni menos de mi
“indigencia” temporal, por lo que no había ninguna actitud extraña o incómoda
por parte de mis compañeros, de hecho, bromeábamos juntos y compartíamos
experiencias de amores, de vida, bueno, en realidad ellos compartían sus
vivencias, ya que nunca había estado enamorada, ni tampoco sabía lo que era
tener novio, claro está, era muy joven todavía, apenas cumpliría los quince.
No
pasó mucho tiempo hasta que descubrieron mi estado de soledad y falta de hogar,
por lo que tuve que buscar una habitación en renta, después de todo, ya estaba
ganando lo suficiente, aunque no tanto como para alquilar una habitación cómoda,
fue entonces que recurrí a mi buen amigo Julián, quien se dispuso a pagarme la
primera mensualidad y yo se lo repondría con el sueldo del mes siguiente, me
tocó trabajar horas extras desde luego, pero estuve dispuesta a hacerlo.
Recuerdo
que en las tardes luego de terminar mi turno en el “Rincón del Moho”, comencé a
trabajar como mesera en otro restaurant, ¿ya les había dicho que lo que más
abundaba eran los restaurantes? Al parecer la gente no quería comer en sus
propias casas, o simplemente les daba pereza cocinar, pero en fin, existían
cientos de esos, uno al lado del otro, y para todos los gustos, con
diversidades de platillos, y yo, súper feliz por supuesto. Como les decía, en
este otro restaurant, (que por cierto no recuerdo como se llamaba, pues me
acordaba del Rincón del Moho, por su particular nombre, pero aquel otro tenía
un nombre tan común que no lo recuerdo en este momento), solo vivía de las
propinas, no tenía un salario fijo como tal, pero aun así me servía para pagar
mis cosas personales y la habitación. Quería comprarme un nuevo bolso pero aun
no podía darme ese lujo, sin embargo todos los días pasaba por la tienda y lo
veía en la vitrina, suspiraba y seguía caminando, me decía a mí misma: “algún
día lo tendrás”.
Las
cosas marchaban bien dentro de lo que cabía, ya no tenía esa sensación de
angustia ni soledad, tenía varios amigos, o mejor dicho, personas con quien
pasar el rato, en ese entonces no comprendía el sentido de la amistad, fue así
como empecé a recurrir a ellos cuando tenía algún problema, claro está, mis
problemas eran más que todo de tipo económico, por varios meses estuve así,
hasta que un día, desafortunadamente entraron a robar al restaurant,
delincuentes con armas y caras cubiertas por máscaras llegaron y nos asaltaron
a todos, dejándonos sin un centavo en el bolsillo, además de llevarse las
ganancias de la semana, lo cual era una cantidad elevada por así decirlo.
Recuerdo
bien que el Sr. Cervantes llegó molesto, y no era para menos, aun así nos
dedicamos a seguir y recuperar el dinero con nuevos menús, mientras la policía
investigaba el caso, cosa que no hicieron, pues al parecer no les agradaba
mucho el Rincón del Moho, o el Sr Cervantes tenía algo contra ellos, el punto
es que nunca se dedicaron a buscar culpables… Pero sí, El Sr. Cervantes sí los
buscó, no sé cómo, pero él decía que para que esos ladrones entraran tuvieron
que tener ayuda desde adentro, o sea, de uno de nosotros ¿y adivinen en quien
cayó la culpa?, Exacto, en la más pendeja de todas, o sea yo.
¿Cómo
se atrevía a acusarme de algo así? ¿Y además sin pruebas? Él decía que desde
que yo llegué las cosas se volvieron extrañas, se perdían los objetos y nunca
antes habían asaltado el local ¿Qué tal? Me acusó de ladrona, mentirosa y
cómplice de robo. No aguanté más y renuncié, pero lo que más me dolió fue que
Julián nunca dijo nada, ni un pito pronunció, jamás trató de defenderme, y
claro, quería conservar su empleo, ¡como si fuera un gran empleo! pero en fin
me molesté de verdad y me fui.
Por eso vuelo
a otro sendero, para conocer el mundo de verdad…
Tardé
como 5 semanas en conseguir otro empleo y debía pagar las rentas de la pieza
donde vivía alquilada, le pedí ayuda a Julián y este me dio la espalda, la
única persona en quien supuestamente confiaba me dejaba sola en ese instante.
Realmente quería gritar a todo pulmón y sacar este coraje que sentía… pero no
lo hice.
Aún no
es tarde, pero así me estoy sintiendo… y aparecen tantos miedos que no me dejan
pensar, yo tengo sueños de amores nuevos y me cuesta imaginar lo que vendrá…
Conseguí
otro empleo en una peluquería, aunque allá en la ciudad se le decía “Salón de belleza y estética especializada”
pero era una vulgar peluquería, por cierto, yo no sabía cortar ni un pelo, pero
me aceptaron de barrendera y de limpia uñas, como era todo el día, tuve que
dejar de trabajar en el otro restaurant, al fin de cuentas solo estaba por las
propinas. Logré pagar con eso otros dos meses de renta, ¡Qué difícil es vivir
rentado!
De
vez en cuando recordaba a mi padre, incluso a mis tíos, me volvía cierta
nostalgia pero no volvería de nuevo.
La
vida no era como la había planeado, eso estaba claro, pero tampoco era como
querría vivirla en ese momento, la clientela de la peluquería empezó a
disminuir, y por supuesto hicieron recorte de personal y otra vez me encontré
desempleada, lo que llevó a atrasarme de nuevo en la renta hasta que me
corrieron completamente, debería ser ilegal correr a un menor de edad de… ah
por cierto, creo que no les dije que cuando trabajaba en la peluquería y en el
Rincón del Moho yo era menor de edad, apenas tenía quince años, si se los dije ¿verdad?
Pues, el punto es que me tocaba pagar mi propia habitación si quería seguir
teniendo un techo donde dormir. Llegó lo inevitable, sin nadie a quien pedir
ayuda, sin trabajo, sin sueños, sin ganas…. Nuevamente me encontraba en la
calle.
Cambio
dolor por libertad, cambio heridas por un sueño que me ayude a continuar…
Cambio
desilusión por un poco de esperanza, te cambio mi agonía por un poco de fe,
cambio mi pesar por algún consuelo, el que sea… así eran mis oraciones, no sé a
quién, estaba ya comenzando a dudar si de verdad había alguien allá arriba,
escuchándome, si lo estaba, seguramente solo me ignoraba, y como disfrutaba
ignorándome.
Cambio
dolor… felicidad, que la suerte sea suerte y no algo que no he de alcanzar…
Cada
noche me preguntaba si de verdad alguien podría apiadarse de mí, darme un
motivo para creer o simplemente dejarme morir, sin embargo no se lo dejaría tan
fácil, me prometí que viviría, y así lo hice, yo viviré, era siempre mi
pensamiento cada día: Viviré.
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Se ve interesante, me gusta esa canción, love Natalia!!! xD
ResponderEliminarSi es hermosa, saludos
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